Nadie en Sansemillas fabricaba los sombreros
como Juan.
Los más empinados, los más vivos, los más
galantes sombreros salían de sus manos. Sombreros
de copa, de medio queso, redondos, triangulares,
de fieltro, para días nublados, para noches
de luna, amarillos, violetas y hasta sombreros
grises para saludar que, sin ser ninguna
rareza, también los fabricaba Juan. Un día...
Escucha este popular cuento de Ema Wolf, escritora argentina.
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